miércoles, 8 de octubre de 2014

Peleando contra un catarro

Hoy.. me apetecía escribir, bajo el calor que da el ordenador, y bajo el refugio de la primera lluvia de este invierno.  

La vida es una constante lucha, peleamos para ser felices, peleamos para conseguir un alto puesto de trabajo, peleamos para conseguir la mejor oferta del supermercado, peleamos por amor, por las relaciones con la gente, peleamos cuando queremos algo, peleamos contra la enfermedad, peleamos contra ese catarro cuando viene el frío, y sin embargo, acabamos enfermando igual.

Cada año peleamos, cada día vemos peleas; en televisión siempre hay algún caso de violencia, guerras, conflictos internacionales, violencia de género.. películas, series y noticias de televisión que no hablan de nada bueno. 
Peleamos cada día por cerrar nuestros oídos a tantas cosas negativas, a tantas desgracias, a tantas enfermedades sin cura, y no lo logramos. De la misma manera que nunca logramos pasar un invierno sin catarro, no logramos evitar que nos invadan con ese pesimismo hacia la vida. Todo tu alrededor está lleno de pesimismo, crisis y miseria.

Y yo me pregunto.. ¿Hasta cuándo? Hasta cuando será que podamos descansar, hasta cuando será que dejemos de tener deudas o facturas por pagar, cuando será el día en que no nos digan que estamos en crisis, y que todo es culpa de la crisis; cuándo será el día en que podamos decir que ese año no hemos pasado por un catarro; cuándo será que dejemos de ver y oír malas noticias en televisión y Radio; cuando será que los políticos dejen de mentir, hasta cuando...

Hasta cuando YO lo decida. Es una cuestión nuestra, nosotros somos los que debemos cambiar ese negativismo y ese pesimismo hacia la vida, no centrarnos en las cosas malas, sino en las buenas; en que tenemos una familia, y aunque estemos lejos de ella sabemos que están ahí; que podemos tener un hogar, aunque nos pille lejos del trabajo o universidad; que hay niños pobres en África pasando hambre y frío y yo tengo un plato para comer cada día, aunque sea pre-cocinado y nos quejemos de ello; y que aunque nos digan que hay enfermedades mortales en el mundo, nosotros estamos demasiado sanos para tener un simple catarro.